El dulce placer de dar

Cuanto más me responsabilizo de mi bien-estar, de mi vida, de mi felicidad, de mi estabilidad física, mental, emocional y espiritual, más y más me convenzo, de que he de focalizar toda mi mejor energía, mi atención, mi amor, mi voluntad, en disfrutar del dulce placer de dar, en vez de distraerme esperando recoger el fruto de lo sembrado.

Cada vez con más asiduidad, tomo consciencia de que cuanto más lejos pongo de mí el foco de mi satisfacción personal, más probabilidades existen de sentirme frustrado, enojado, triste….

Que sabia es la vida....


Juanjo Alvarez

No hay comentarios:

Publicar un comentario